viernes, 11 de junio de 2010

Ellas con ellas y ellos con ellos


Polenta y embutidos de cordero, de rechupete. Y que las minas sean libres.

Por Víctor Ego Ducrot

La otra noche, mientras procuraba llegar a la cumbre de una empanada en el Paseo del Bicentenario, se me acercó un lector de la Veintitrés y me dijo: oiga Ducrot, me gusta lo que escribe pero a veces se le va la mano; cuenta más de libros y de política que de platos, recetas y restaurantes. Puse mi mejor cara de amplio y comprensivo (¡Grrrr!) y le contesté muchas gracias, tiene usted razón; tomare mis recaudos. Un apretón de manos y hasta la próxima (más ¡Grrrr!).

Pasad por vuestro comercio preferido, comprad un paquete de polenta (con la lista en un minuto zafamos) y si tenéis suerte, porque es difícil hallarlos, dos chorizos de cordero (que buenos los caseros que una vez hizo el cocinero Mariano Carballo; repetí ché, que por algo sos el papá de mi nieta, la bella Tania). Si la fortuna no os acompañó pues a conformarse entonces con unos sustitutos de cerdo puro, de la mejor calidad posible.

Aprovisionados de las vituallas pertinentes, proceded de la siguiente forma, pero me canse de tanto castellano gilipollas: se mandan una buena polenta, con sal y en agua; la desparraman luego sobre la asadera apenas engrasada y ni se les ocurra añadirle queso ni aderezo alguno, para que enfríe. Asan los chorizos sobre la parrilla del horno (si el de ustedes no tiene, deberán encender el fueguito en el patio, terraza, jardín o balcón; nunca con parqué que los gorilas se cabrean); luego los cortan en rodajas y dentro de la sartén, con vino blanco y pimentón, le pegan una buena caramelizada. ¿Listo? Otra vez al horno, para asar la polenta (o frita en aceite de oliva), previamente cortada en cuadrados con volumen. Cuando tengan todo listo, sirven una rodaja de chorizo sobre un cuadradito de polenta y tendrán un mini choripolenta, o varios chorizos con pícolas tortillas de maíz.

Como estamos en campaña para que cualquiera se case o no se case con cualquiera, sea mina que le gustan las minas o tipos que le gustan los tipos, para que todos seamos iguales ante la ley, es que hoy preparé este plato en homenaje al programa de radio “Por el chori y por la torta” que la Agrupación Nacional Putos Peronistas emite cada semana por radio Gráfica (FM 89,3 de Buenos Aires o por www.radiografica.org.ar.), una de las mejores voces sobre esos asuntillos de la diversidad en democracia.

Leí y oí por ahí que uno cuantos curas molestos y una runfla de conservadores quieren que el Congreso no trate o demore la ley de matrimonio civil para personas del mismo sexo, y también me chusmearon que está por debatirse entre los representantes del pueblo la norma que alguna vez tendrá que regir en este país, para que las mujeres tengan el derecho de interrumpir sus embarazos (porque los embarazos son de ellas, que ponen el cuerpo, y no me vengan con pavadas) dentro de la legalidad y en condiciones médicas apropiadas. Porque a no ser hipócritas, que en Argentina solamente abortan en forma segura, haciendo la señal de la cruz, claro, aquellas que tiene guita (o maridos con guita) para hacerlo.

No se me enoje mi querida presi Cristina. Usted ya dio una lección de República al llamar a las cosas y las personas por sus nombres, cuando le dijo no al Colón del alcalde petimetre. Métale para adelante con estas iniciativas que, estoy seguro, y más allá de lo que se diga por lo bajito, la inmensa mayoría de nuestro pueblo se lo va a agradecer, porque vio como es esto ¿no?, cuando los justos y las justas quieren, pueden.

Y por supuesto que el plato del día no es para estreñidos ni estreñidas del mate, que ocultan la verdad; ni para machistas homofóbicos. Para todos esos una sopita de hospital, sin sal ni sabor alguno; ¡y que se jodan!

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