jueves, 20 de noviembre de 2008

Una olla popular en la Manzana de las Luces


La cocina es cosa de pobres. Pasen, lean y prueben

Por Víctor Ego Ducrot

Que me disculpen los de la tribu paqueta gourmet. Entre las (pre) ocupaciones de toda reflexión gastronómica no puede estar ausente lo que quizá sea el motor de la historia: la eterna lucha de la Humanidad por comer, que quiere decir alimentarse y disfrutar.

Si el poder de la academia no hubiese impuesto la idea de pensar a la filosofía sólo a partir de Sócrates, o mejor dicho de lo que escribieron Platón y otros sobre los que dijo e hizo Sócrates, este debate sería menos expresivo.

Si reconociésemos los pensamiento de Epicuro, Lucrecio y los materialistas, por ejemplo, quizá no hiciese falta repetir con insistencia que nunca como en la actualidad el mundo sufrió tanto hambre por razones ajenas a la guerra y a las catástrofes, pese a ser ésta la etapa histórica más rica en recursos de todo tipo para una alimentación justa, equilibrada y gozosa para todos sus habitantes. ¿Entonces, qué sucede? ¿Será que nunca antes fueron tantos los que debieron trabajar y comer mal o no comer para que tan pocos coman mucho y bien?

Quienes no comen o lo hacen en forma insuficiente por ser víctimas de un modelo social excluyente también pierden su palabra, confiscada por el poder y sus instituciones. Sin embargo ellos resisten y tienen mucho que decir.

El vienes 14 de noviembre pasado, desde las dos de la tarde y hasta las nueve de la noche, la Manzana de las Luces, de Buenos Aires, recibió a distintos movimientos sociales para que expresen sus propias perspectivas acerca del comer y del no comer.

Allí estuvieron, en diversas mesas y paneles organizados por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad, integrantes de la agrupación Movimiento Tupac Amarú en el Frente Popular Darío Santillán, para debatir sobre “Cocina piquetera: la culinaria vista desde los movimientos sociales”.

Presos, presas, miembros de radio La Cantora y de otras organizaciones expusieron sobre “La culinaria del castigo: Cocina “tumbera”. Comer de la basura. Olla popular. Cómo se come en las cárceles y en las calles”. Ciudadanos que vivieron muchos años privados de su libertad cocinaron allí un guiso "tumbero", como el que se come en las cárceles, para que el público y la prensa que concurrió a la Jornada pudiese degustar las delicias de una culinaria sometida a la violencia cotidiana. Por supuesto que no faltó "el pajarito", una suerte de aguardiente que los detenidos y las detenidas elaboran en sus celdas, con lo que puedan conseguir.

También se comprobó que “La cocina es cosa de locos”, gracias a la participación de internos del Borda y colegas de radio La Colifata. Representantes del Movimiento Nacional de Trabajadores Cartoneros y Recicladores (MNT-CAR) se referieron a “Cómo comen quienes sufren condiciones de semiesclavitud en la gran ciudad del siglo XXI”.

Y por último, Claudia Pia Baudracco, de la Asociacion Travestis Transexuales Transgénero Argentinas (ATTA), reflexionó sobre “La culinaria vista por las y los discriminadas por género y sexo”.

La secretaria general de la Comisión, Leticia Maronese, tuvo a su cargo la apertura de la Jornada y este cronista actuó como moderador de los debates y expuso sobre “El no comer y la lucha por el comer en la agenda gastronómica”.

Después de los debates, y gracias al aporte de la Tupac Amarú, la noche cerró con una generosa ronda de empanadas y vino tinto.

Para el final, por favor tomen nota de lo siguiente. En Buenos Aires existen espacios donde desayunar, almorzar y cenar con cocinas hechas desde los movimientos sociales. Por ejemplo en MU punto de encuentro, sobre H. Yrigoyen 1440, frente a Plaza Congreso. Dulces, salados, platos fríos y calientes, desde bizcochitos de grasa hasta suculentas tortillas, algún que otro licor casero, mermeladas y conservas (no se pierdan la de berenjenas), todo elaborado por emprendimientos culinarios cooperativos y autogestionados. ¡Qué a todos nos aproveche…y si no, que no le aproveche a ninguno!