viernes, 19 de febrero de 2010

Sos Gardel, el mero mero, el bárbaro


¿Dónde comer pescado? El Pescador Romano, si señor. Sin farabutes, por favor

Por Víctor Ego Ducrot

Cuando nos encontramos con el que más sabe o está entre los mejores los porteños solemos decir sos Gardel; los mexicanos dirían el mero mero y los cubanos el bárbaro. Podría seguir con otras nacionalidades y más expresiones populares pero no quiero aburrirlos. La pescadería y taberna El Pescador Romano, si no lo es, está entre los Gardeles, los meros meros y los bárbaros como boliche donde comprar y llevar a la cocina de casa o sentarse a la mesa para manducar bichos y bichitos del mar.

La última vez que estuve salí tan pero tan, cómo podría explicarles, tan ἐκστατικός (extático), que olvideme de apuntar la dirección exacta –ejem, ejem, son las trampas de Eros y Thanatos en el Monte de los Sabores-, pero si están o van a Miramar pregunten por él, casi todo el mundo allí lo conoce; o deambulen por la calle 22, en cercanías de la céntrica peatonal. Lo encontrarán y serán felices.

Primero les cuento la historia según me la contaron a mí. Bueno ¡bah!, se me escapo una mentirita, conforme dice un breve texto que acompaña a la carta-menú: Romano Cattarinussi nació en Tramontini di Sopra, en el Friuli-Venezia Giulia y desembarcó muy joven en Miramar, en mayo de 1947. Trabajó en “el rubro edilicio” (no se qué es, me imagino que en la construcción) y luego como dependiente de la única pescadería que por entonces allí funcionaba, la de la familia Spina. Un día decidió ir él mismo a pescar, primero sobre el muelle costero; se compró una chata Ford A para recorrer los campos aledaños y ofrecer pescado fresco a quien quisiese oírlo. Sus primeros clientes lo rebautizaron el pescador Romano.

En fin, hoy su familia (don Cattarinussi ya falleció) lleva adelante una soberbia pescadería con cocina atrás y taberna al lado que a lo fanáticos de los yantares marinos nos deja, como les decía, ἐκστατικός.

No pienso contarles todas las variedades frescas y elaboradas que pueden conseguir en la pescadería propiamente dicha, ni la carta de platos y vinillos del boliche contiguo, todo a precios más que razonables. Sí quiero que me crean acerca de tres de las muchas posibilidades taberneras.

Olvídense del dicho mexicano y piensen en ese pescado cabezón que nada a mares en nuestro Atlántico Sur: el mero. Sus filetes a la plancha son memorables y si ustedes me dicen pero andá Ducrot, quién no sabe hacer un churrasquito de pescado, entonces me veré obligado a recordarles o recordarnos que la impronta carnícola vacuna de nuestra cultura culinaria hace que la mayoría de los cocineros y cocineras del mío y vuestro tan bendito país tiendan a confundir los puntos de cocción en forma cuasi espontánea; de ahí que suelan considerar a los filetes de mero o del bicho de mar que fuere más o menos como si de un bife de cuadril se tratase. ¿Se entiende?

Y se van la segunda, y luego la tercera. Empanadas fritas de langostinos; como dice el torero: en dos palabras, in perdible. Ahora sí la niña bonita, a despecho de fundamentalistas y chovinistas gastronómicos: vieron que ciertos italianos dicen que la única pizza es la de tomate y mozzarella, cuanto mucho con anchoas y aceitunas negras; pues en El Pescador Romano sirven una de mariscos que tiene valor de ícono. Se los aseguro.

Lo que sigue es de mi coleto, para nada quiero comprometer a los del boliche de marras, quienes tienen todo el derecho de disentir con el escriba: se trata de platos no aptos para farabutes, sean estos recientes ex directores del Banco Central, intendentes capitalinos saboteadores de escuelas y hospitales, vices
olvidables o derechosos de cualquier pelaje. ¡A la salud de todos, menos a la de ellos!

2 comentarios:

  1. Fenómeno Victor, cómo siempre.

    La dirección exacta es: Calle 22 nº 1022

    "recientes ex directores del Banco Central, intendentes capitalinos saboteadores de escuelas y hospitales, vices olvidables o derechosos de cualquier pelaje" ... para tirarlos a los tiburones

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  2. con cada pareja nueva que fui, bueno en realidad fui tres veces, siempre paro en mardel y voy de visita al Pescador Romano, algun domingo al mediodia, como un paseo,de lo mejor, el mejor, como decia mi abuela, una coqueteria, pidas lo que pidas todo con un toque muy especial.MUY RECOMENDABLE
    Ricardo

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